¿Cómo se regulan?


Las hormonas sexuales tienen una regulación bastante definida, ya que, si fueran por ahí con libre albedrio sin dudas nuestro cuerpo se volvería loco, es por eso, estas están sujetas a un proceso de producción y síntesis que explicaremos a continuación.

La síntesis de las hormonas sexuales está controlada por la hipófisis, una pequeña glándula que se encuentra en la base del cerebro. Esta glándula produce, entre otras sustancias, las gonadotropinas, que son las hormonas estimulantes del testículo en el hombre y del ovario en la mujer. Al llegar la pubertad se produce un incremento en la síntesis y liberación de gonadotropinas hipofisarias. Estas llegan al testículo o al ovario donde estimulan la producción de las hormonas sexuales que, a su vez, dan lugar a los cambios propios de la pubertad. En la mujer la secreción de gonadotropinas es cíclica, lo que da lugar a la secreción también cíclica de estrógenos y progesterona y a los ciclos menstruales femeninos.

Por otro lado tanto estrógenos como testosterona ejercen el llamado efecto de retroacción negativa, es decir, que estas hormonas son capaces de frenar la producción de gonadotropinas hipofisarias, regulando también ellas mismas la secreción hipofisaria.

Como actuan

Los tejidos sensibles a los estrógenos, principalmente aparato

reproductor femenino, mama e hipófisis, contienen en el interior de sus células una proteína receptora, es decir, una sustancia con capacidad de unirse a los estrógenos que circulan en la sangre. El complejo estrógeno-proteína se traslada al núcleo de la célula, donde se encuentran los genes. Como consecuencia de esta acción se estimula la síntesis de ácidos nucleicos y proteínas específicas de esos tejidos.

La testosterona actúa de una forma similar, sin embargo, antes de unirse a su receptor, las células de la mayoría de los tejidos sensibles a los andrógenos la transforman ligeramente, convirtiéndola en una sustancia parecida llamada dihidrotestosterona, que es la que finalmente se une al receptor y pasa al núcleo celular.

Sus efectos


Bueno, ya que conocemos que hormonas son propias del hombre y la mujer, podemos hablar del papel que desempeñan específicamente en cada uno de ellos.
Los estrógenos son responsables de la mayoría de los cambios que experimentan las niñas al llegar a la pubertad. Estos estimulan el crecimiento de la vagina, ovario y trompas de Falopio, así como el desarrollo de las mamas y contribuyen a la distribución de la grasa corporal dándoles esa forma curvilínea propia de las mujeres. Participan también en el periodo de crecimiento rápido de la pubertad. En las mujeres adultas los estrógenos y la progesterona participan en el mantenimiento de los ciclos menstruales. En la primera fase del ciclo hay proliferación de la mucosa de la vagina y del útero. Al final del ciclo el cese de la secreción de estrógenos y progesterona provoca la menstruación.

Durante la pubertad la testosterona provoca la transformación del niño en un hombre adulto. Producen un aumento del tamaño del pene y del escroto, aparición de vello pubiano y aumento rápido de la estatura. La testosterona hace que la piel sea más gruesa y oleosa. Estimulan el crecimiento de la laringe, con el consiguiente cambio en el tono de voz, y favorecen la aparición de la barba y la distribución masculina del vello corporal. Otra consecuencia de la actividad de la testosterona es el cese del crecimiento de los huesos largos por fusión de las epífisis después del estirón puberal.
La testosterona, junto con las gonadotrofinas, son necesarios para la producción y maduración del esperma. Además, la testosterona es una hormona anabólica, es decir, favorece la síntesis de proteínas y el desarrollo muscular y son, entre otros factores, la causa del mayor tamaño muscular del varón con respecto a la mujer.

Una ves leído lo anterior quizás nazca la duda de cómo estas hormonas que quizás nos parezcan algo pequeñas puedan ocasionar tantos cambios en nuestros cuerpos, esto es posible explicarlo mediante el mecanismo de acción que poseen, los cuales nuevamente son diferentes tanto en mujeres como en hombres.

¿Dónde se producen?

Para cada caso, femenino y masculino, hay localizaciones especificas donde se producen cada una de las hormonas

En las mujeres, el estrógeno y progesterona son producidos en los folículos ováricos los cuales son las unidades básicas de la biología reproductiva femenina. Consisten en una acumulación de células toscamente esféricas que se encuentran en el interior del ovario, rodeando un ovocito.

Estas hormonas se segregan de forma cíclica, con una secuencia que se repite cada 28 días (lo que varia respecto de una mujer a otra) durante la edad fértil de la mujer, y que se conoce con el nombre de ciclo menstrual. A partir de una determinada edad, que se aproxima entre los 40 y 60 años, la función ovárica se agota, se reduce la producción hormonal y cesan los ciclos menstruales. Este fenómeno biológico se conoce como menopausia.

En los hombres, la testosterona se produce en unas células especializadas del testículo llamadas células de Leydig, estas tienen forma redonda con un núcleo central y citoplasma rico en lípidos. Estas células se encuentran ubicadas en los tejidos conjuntivos con vasos sanguíneos (estroma testicular) que se encuentran entre los túbulos seminíferos.

La producción de testosterona en el hombre se reduce también con el envejecimiento, aunque de forma menos brusca y marcada que en el sexo femenino.



Folículo ovárico - Célula de Leydig